jueves, 31 de julio de 2008

Anatomía de los mercados energéticos

Con base en lo que hemos visto las últimas semanas y para complementar el post anterior presento el siguiente análisis. El comportamiento de los precios del petróleo y la volatilidad de los mismos ha superado las máximas expectativas y hecho realidad los mayores temores de los especialistas, por lo que en países como el nuestro necesitamos un respiro para pensar sobre como el petróleo debe figurar en nuestro régimen de inversión. Pero no podemos decir nada establecido sobre los estados de la naturaleza relacionados con este energético, los precios pueden seguir subiendo como lo ha hecho a través del 2008 o los precios se pueden desplomar.
La situación me parece bastante peligrosa, sobre todo con lo planteado por la Reforma y sus expectativas, después de todo, el mundo se mueve a través de sus bien conocidas reservas. A los índices actuales de uso gastaremos las reservas reconocidas en unas cuantas décadas. Mientras tanto, el consumo de petróleo tiende a incrementarse con la creciente demanda resultado de la expansión de las economías emergentes, esto además aunado a los escenarios caóticos en determinados países productores como Nigeria, trae como consecuencia incrementos en los precios tal como lo hemos visto en el presente año.
Por otra parte uno puede figurarse un escenario a futuro en donde la demanda de petróleo decline de forma aguda. Nueva tecnología desarrollada y demandada en nuestros días podría impulsar diversas fuentes de energía alternativa tales como: gas natural en su estado líquido, carbón líquido, etc… Esto es esgrimido por muchos especialistas que esperan caídas en los precios del petróleo. El incremento de los precios del petróleo de la misma forma que otros commodities desde finales de los 90’s tiene la apariencia y el sentimiento de ser una burbuja especulativa, las cuales sabemos son extremadamente peligrosas. El precio del crudo multiplicó su valor por seis entre 1998 y 2006. Ningún impulso en los indicadores económicos parece justificar tal incremento.
El comportamiento reciente de los mercados energéticos es un remanente inquietante de la exuberancia irracional contemplada en el mercado accionario a finales de la década de los 90. La emoción de sentirse en una nueva era en la cual los precios del petróleo van a incrementarse permanentemente suena de manera similar a los sentimientos manifestados con relación a las acciones tecnológicas ocho años atrás, tampoco hay que descartar el recuerdo de cómo los precios del crudo colapsaron en los 80’s
Bajo este contexto ¿Qué debe hacer el público inversionista para protegerse de una nueva espiral “petrolera” ya sea que los precios colapsen o sigan su ritmo alcista? Un principio fundamental del risk-management debería consistir en que si existe un riesgo que traiga consigo un aumento en el precio de algún bien necesario, este mismo debería ser agregado al portafolio de inversión. La gente conoce instintivamente este principio, todos por rutina compran casas, por poner un ejemplo, lo cual antes de agosto de 2007 se consideraba una cobertura contra los incrementos de las rentas o de los precios de las casas, ya que, siguiendo el principio antes mencionado, una vez que se posee y se liquida totalmente una casa, ya no se tiene que preocupar uno sobre todos aquellos estados de la naturaleza que pueden traer como resultado un menoscabo del valor original. Un estado de la naturaleza observable con relación a este ejemplo y el cual vale la pena seguir de cerca es el comportamiento del mercado del crédito relacionado con las hipotecas, el cual podría más adelante caer en otra espiral incrementando los precios.
Siguiendo sobre la línea inicial, digamos que agregamos al petróleo en nuestro portafolio como equivalente de la compra de un suministro de por vida de dicho energético. Si los precios suben, también lo hace el valor del portafolio. El crudo en un portafolio puede también servir como cobertura contra efectos colaterales de colapsos en el mercado energético. Veamos un escenario práctico, digamos que alguien que trabaja en la industria automotriz, la cual hasta ahora pretendía sacar al mercado una gran cantidad de camionetas y camiones ligeros. Un petróleo por los cielos afecta, tal como hemos presenciado, a la industria de una manera sustancial. Desgraciadamente un gran número de trabajadores, ingenieros y ejecutivos se quedan sin trabajo, véase General Motors por citar un ejemplo, y los precios se desploman.
Los planeadores financieros tienden a interpretar con base a los “libros” asumiendo que todos los inversionistas son iguales y que un portafolio completamente diversificado con acciones y bonos es lo idóneo para todos. Pero este diseño de portafolio no concuerda con la teoría financiera, la cual sostiene que cada inversionista debe tomar en cuenta sus objetivos particulares y su situación económica.
Los economistas Steven J.Davis y John Haltiwanger han encontrado que los impactos provocados por los precios del petróleo equivalen entre 20% y 25% de la variación cíclica de la creación de empleos (lo cual es el doble de lo que traen consigo los impactos monetarios), además los citados economistas han documentado quienes sufren más dichos impactos económicos. Los trabajadores que laboran en las industrias del plástico, goma, textiles, mobiliaria, metales y equipo de transporte son especialmente susceptibles a un incremento de los precios del crudo. Empleados relacionados a la industria alimenticia, tecnología de la información, impresión y publicación son aparentemente invulnerables al estado de la naturaleza que trato en el presente. De la misma forma, aquellas personas que trabajan en empresas de gran talla ven sus empleos amenazados con mayor facilidad por dichos incrementos que aquellos que laboran en empresas pequeñas.
Claramente podemos apreciar en las líneas precedentes que la gente más vulnerable es aquella que debe tomar una postura más fuerte y de mayor proyección en los mercados energéticos, mientras que los aparentemente invulnerables pueden tomar posturas más holgadas. Aquellas personas que viven en países con economías como la nuestra que se encuentran en posición de potencias petroleras y aquellas personas que trabajan en ramas relacionadas a los mercados energéticos deberían actuar con cautela respecto del petróleo. Abordemos la otra perspectiva, digamos que uno es un simple consumidor de energía, es decir ni su trabajo, ni el valor de sus activos depende de los mercados energéticos. Digamos que gasta aproximadamente 30 mil pesos al año en gasolina para su auto y 20 mil pesos en combustibles para calentar su hogar. A ese ritmo se gastaría aproximadamente un millón pesos en combustibles fósiles los siguientes 20 años. Alguien diría, que se puede inmunizar a la gente frente a tal exposición adquiriendo contratos tipo deuda para recibir 1000 barriles de petróleo para cubrir las necesidades de esos 20 años. Para estar seguro, aunque existen también una infinidad de maneras en que los precios de los energéticos pueden afectar su forma de vida, el contrato estaría enfocado en esas dos fuentes de gasto.
Pero, hay que advertir algo, desafortunadamente este tipo de contratos no es asequible para el público inversionista en general. Robert J. Schiller quien además de escribir el artículo que me animó a escribir el presente, escribió un libro, Macro Markets, en el cual hace mención de la necesidad de incorporar riesgos macroeconómicos, tales como el petróleo, en los portafolios de inversión argumentando la necesidad de una gran innovación en los productos financieros para hacer que el risk-management sea posible, es verdad, las opciones y futuros sobre el crudo existen desde los 80’s pero la mayoría de las personas los encuentran de difícil operación ya que se necesita una revisión frecuente de los contratos y todo el proceso puede en ocasiones hacer que el inversionista pierda su dinero.
Alternativamente, se pueden adquirir acciones de empresas petroleras, o en nuestro caso en el supuesto de aprobar la Reforma, se podrían adquirir bonos ciudadanos y quizás en un futuro otro tipo de títulos dependientes del comportamiento de Petróleos Mexicanos. El problema aquí radica es que el precio de estos títulos valor de están correlacionados de manera precisa con el precio del crudo. Por ejemplo a mediados de la década de los 80 las acciones relacionadas con el crudo apenas se movieron. Esto puede suceder por diversas razones, por ejemplo, grandes empresas petroleras hacen dinero de la refinación y distribución de la misma forma que con la producción, y los inversionistas en estas acciones tienden a empujar el precio de las mismas con relación con dicho valor agregado. Por todo esto se dice que las inversiones en commodities como el petróleo son riesgosas y tienden a crear temor en los inversionistas, pero todo esto depende de cómo se protege uno de los riesgos.

martes, 22 de julio de 2008

Bonos Ciudadanos, una solución mediática

No puedo menos que pensar para mis adentros en como los títulos de crédito y los títulos valores, las máximas aportaciones del Derecho al mundo financiero, han ido evolucionado de manera pragmática a través del tiempo pasando por las Ferias y Lonjas de Ambere, por las hábiles manos de los Medici, en tiempos de la Ilustración a través del genio de Panchaud y Talleyrand hasta llegar a formar hoy, parte importante de la vida cotidiana en el mundo del neoliberalismo de Milton Friedman. Siempre he sido favorable hacia la idea que sugiere a nuestro país participar de manera más activa en los mercados bursátiles, sostengo de manera sólida que toda la población debería tener acceso a títulos que le den rendimientos, después de todo, aún cuando hay gente que califica de “criminal” dicha política pero no escucho a mucha gente censurar a, digamos, la lotería por ejemplo, que una persona de altos ingresos pierda digamos 100,000 pesos en los mercado bursátiles sólo representa 100,000 pesos. Pero si un millón de pobres pierden, cada uno, diez pesos, son 10 millones de pesos dando como resultado innumerables familias en la miseria. Ahora, la Reforma de Pemex nos pone en frente de un título accesible a las masas, un título seductor, el cual nos ayudaría a llevar un control del desarrollo de Pemex a la vez que podríamos monitorear el desarrollo de las inversiones que dicha entidad lleve a cabo, una excelente idea, pero desde mi punto de vista personal no la considero más allá de una solución mediática, a continuación explico por qué.
El concepto básico lo considero apropiado, yo mismo llegué a desarrollar un concepto similar un par de meses atrás, pero al momento de evaluar junto con mis mentores y asesores los posibles obstáculos nos topamos con uno muy grande, el cual cabe destacar es el núcleo de los problemas financieros globales, el temor. Como ya he hecho mención en escritos previos, la imaginación de la gente frente a los mercados se excita, entra en pánico, vuela y agrega ceros, de tal manera que tenemos por un lado un título de cobertura amplia relacionado con los mercados energéticos los cuales son ampliamente identificados por ser vulnerables, y por otro lado la pasión de las masas, éstas se asustan con facilidad y más aún cuando se les ha enseñado a relacionar al petróleo con volatilidad y caos. Inicialmente, como es de esperarse, los bonos serán adquiridos de manera inmediata por la población y serán el eje que de la confianza necesaria para que los objetivos de la Reforma Energética inicien con buen paso, pero me inquieta el impacto a mediano y largo plazo; introducimos el concepto del título en una población neófita en materia financiera, una población susceptible al pánico que sabemos puede detonarse por diversos medios, ¿qué pasará cuando la gente escuche sobre los precios del petróleo en ambos sentidos sin conocer sus consecuencias? Lo primero que me viene a la mente es que se sentirá engañada, al carecer del conocimiento sobre la “maduración” de los bonos la gente se dejará arrastrar ante las primeras señales de fallas en el mercado y la amenaza de externalidades para levantar su voz contra los proyectos de Petróleos Mexicanos, lo cual mandaría señales negativas a los mercados internacionales. Frente a lo anterior por eso considero que la emisión de dichos bonos es una solución mediática, nos permitirá llevar a cabo un desarrollo óptimo inicial dentro de las políticas de gobierno corporativo e impulsar un sector agonizante pero tendría mis reservas con relación al comportamiento de la población a mediano y largo plazo.
Finalmente deseo manifestar que existe un posible beneficio que mucha gente ignora, como es de conocimiento general se busca impulsar la cultura bursátil en nuestro país, para ello en el 2006 entró en vigor la Nueva Ley del Mercado de Valores la cual busca dar seguridad e incentivar la inscripción de empresas nacionales en la Bolsa, también se constituye como piedra angular de una potencial alianza con el Bovespa lo cual traería como consecuencia la creación de una red de valores amplia y generadora de riqueza para la región, por otro lado, nuestro país no ha dado el paso definitivo, no hay mucha afluencia hacia la Bolsa y se considera que empresas nacionales como Pemex y la CFE deberían dar el ejemplo para las demás. Esto no es sencillo y Petróleos Mexicanos tiene la primera prueba con el Bono Ciudadano, el cual aunque carece de derechos corporativos, podría ser el reflejo de lo que podría esperarse a futuro si se emiten títulos de otras características capaces de ser introducidos en el mercado bursátil nacional para lo cual no nos queda más que ver y disfrutar de esta experiencia en la cual nuestro país se embarca.