Hace un año comenzaron las señales de una severa desaceleración de la economía de los Estados Unidos, desde hace un poco más se empezó a cuestionar las estrategias que las instituciones financieras estaban ejecutando en el sector inmobiliario y hace un año las presión inflacionaria mundial por el ciclo de los commodities amenazaba con enseñarnos un año no muy positivo para la economía del globo. La realidad si nos trajo la desaceleración que ya es recesión, también trajo una crisis financiera anclada en un débil sector de bienes raíces, pero en donde se falló fue el radical cambio de miedo a la inflación al más actual pavor a la deflación.
Las hipotecas subprime fueron el inicio de la pérdida de confianza de los mercados y de la descapitalización de la economía. Cientos de empresas han tenido que declararse en bancarrota y miles se han quedado sin trabajo. El quiebre de estas inversiones se dio por tres razones: la imposibilidad de los deudores por pagar, el alto riesgo que habían tomado los inversores y la voltereta en el boom en bienes raíces.
Para septiembre las noticias que habían dado Lehman Brothers, Merrill Lynch y Bank of America (entre otras empresas) auguraban un pésimo fin de año, pero lo peor estaba por llegar. El rescate de American International Group comenzaría una nueva etapa de la crisis financiera. Goldman Sachs y Morgan Stanley se convirtieron en bancos comerciales y buscaron nuevos socios (Warren Buffet y Mitsubishi UFJ Financial Group respectivamente) para sobrevivir a la catástrofe financiera (The Economist, 2008).
El 29 de septiembre gustosamente sería borrado de la memoria de la mayoría de los inversionistas del orbe; los mercados reaccionaron al rechazó de la cámara de representantes del plan de rescate propuesto por el presidente Bush. El Dow Jones cayó 6.98% y el Nasdaq 9.14%, virtualmente todas las bolsas del mundo compartirían el destino del mercado estadounidense resultando en una pérdida mundial de casi 2 billones de dólares (Saavedra, 2008).
Octubre comenzó con los rescates, Estados Unidos aprobó más de los 700 mil millones de dólares que inicialmente se habían sugerido, mientras Europa debatía sobre su estrategia ante la crisis, pronto los ministros financieros llegaron a concordar en siete puntos que guiarían los rescates coordinados en el continente. Sin embargo los rescates y los acuerdos no fueron suficientes para detener el debacle de los mercados financieros.
Noviembre fue bastante menos negativo, pero trajo consigo un nuevo miedo, deflación. El riesgo que se observa en caer en un proceso deflacionario ha apanicado a los mercados de sólo pensar en el círculo vicioso en el que puede el mundo entero se puede enfrascar.
De un año para acá las inversiones en todo el mundo se han visto trágicamente afectadas. Al 20 de diciembre, la pérdida acumulada del Dow Jones es del 36.22%, Nasdaq 41.89% y del S&P 500 del 40.10%. Todas los principales índices del mundo han caído en el último año; Canadá 37.17%, México 25.02%, Brasil 37.98%, Chile 44.14%, Francia 42.42%, España 39.38%, Inglaterra (FTSE 250) 40.32%, Alemania 41.31%, Rusia 72.38%, Japón 43.71%, China 60.22%, India 52.32% y Australia 42.12%. Esto a pesar de que durante los últimos 30 días la mayoría de los mercados se ha recuperado en un promedio superior al 10% (Finantial Times, 2008).
Otro efecto internacional ha sido la desestabilización de los distintos tipos de cambio, prácticamente todas las monedas del mundo se han devaluado contra el dólar, en muchos casos rondando el 20% (México, Canadá, Reino Unido, Noruega, India y Australia), o el 30%,(Brasil, Corea del Sur, Sudáfrica y Turquía), provocando una fuerte incertidumbre y elevando los costos de transacciones financieras y comerciales. (Finantial Times, 2008)
La última disminución de las tasas de interés por parte de la Reserva Federal deja en duda la fuerza que tendrá en el futuro cercano la política monetaria de esta institución, pues parecen haber llegado al límite tratando de revitalizar la economía norteamericana.
El mundo no recuperará las tasas de crecimiento a las que nos había acostumbrado durante los últimos 25 años, no lo hará inmediatamente, pero es esperable que la crisis se supere más pronto que tarde. Para Steve Forbes la recuperación habrá de hacerse evidente para primavera del 2009 y es que después de todo la riqueza mundial no ha desaparecido y a medida que los mercados recuperen el valor y la confianza perdidos el dinero y el crédito volverá a fluir. Claro que el fin de la Crisis no ha sido alcanzado aún peor probablemente ya tocamos fondo.
Los resultados de esta debacle serán muy variados en el mundo, la victoria de Barack Obama se debe en parte a ésta; muchos países en desarrollo están viviendo su muy particular estilo de crisis: Argentina, Venezuela, Pakistán, Hungría, Bulgaria, Ucrania e Irán (entre otros) encuentran a la realidad económica como un catalizador de conflictos políticos y sociales en su país. Los efectos regionales pueden en algunos casos ser profundamente catastróficos.
Es imposible hacer un pronóstico seguro, sin embargo; es de esperarse que la recesión mundial continúe al menos durante el primer trimestre del 2009 y que los primeros signos de recuperación se den antes del 2010; también es de preverse que la volatilidad de los mercados de divisas se mantendrá por lo que queda del 2008 y comience a estabilizarse a principios del 2009, cuando los capitales reconozcan seguridad en su país de origen, a partir de esta estabilización se esperaría que los tipos de cambio regresen a su valor real; los precios de los commodities deberán de mantenerse bajos hasta que las economías mundiales den señales de haber superado el bache y aún entonces es poco probable que regresen a los niveles encontrados este año; finalmente es de esperarse que los índices mundiales mantengan cierta volatilidad por un tiempo hasta que se estabilicen y comiencen una excepcional crecida para finales del 2009.
La actual crisis no es el fin de la estructura económica como la conocemos, estamos viviendo un pedagógico ciclo económico y pronto debemos de encontrarnos en la parte que nos lleva hacia arriba de esta montaña rusa. Las máquinas hoy son las mismas que a principios del año, los salarios no han caído, las tasas de interés son más bajas que nunca y los esfuerzos de los gobiernos por otorgar créditos fiscales y otros incentivos son más claros de lo que han sido en años; las economías del mundo están ficticiamente deprimidas, el crecimiento regresará y los mercados volverán a sus niveles históricos.
Podemos esperar que el mundo mejore sus tasas de crecimiento en comparación con las encontradas hace unos pocos años (mientras el daño en el corto plazo no sea demasiado devastador), por lo que el mundo puede crecer sobre el 5% para el 2012; los países que hoy planeen con un horizonte de largo plazo serán los más preparados para beneficiarse de la recuperación. Este es el momento para realizar reformas estructurales que permitan que los países estén listos en términos laborales, hacendarios, de regulación financiera y otros que afecten directamente la productividad de los países y sus ventajas competitivas (como la educación e infraestructura), sólo así se podrá realmente participar en la aceleración mundial.
El mundo no se va a acabar y mientras millones se empobrecen unos cuantos se están enriqueciendo a toda velocidad, porque algo es seguro en las crisis: las oportunidades son infinitas.
(Publicado Originalmente en huescarlos.blogspot.com)
sábado, 20 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario