Todos los días durante los últimos meses cada vez que abrimos un periódico, escuchamos o vemos las noticias nos encontramos con un común denominador: la desaceleración en la economía estadounidense y su relación con el crédito a nivel global. Esta crisis nace sobre todo por la naturaleza de los mercados modernos en donde la población demanda de los bancos el crédito para gastar el dinero que no tienen, y los bancos centrales respaldan la actuación de los intermediarios para llevar a cabo las actividades relacionadas con el crédito con base en sus respectivas políticas monetarias. Frente a lo anterior los mercados empezaron a presentar desafíos a dichas políticas por lo cual los Estados empezaron a coordinarse para enfrentar estos desafíos con los acuerdos de Basilea. El primer acuerdo de Basilea abordó la problemática de establecer un techo para el valor de los créditos que puede conceder una entidad bancaria en función de su propio capital. El segundo acuerdo trata de abordar la principal limitación del acuerdo de Basilea I la cual está relacionada con la definición de exposiciones de crédito, que dejaba a un lado un aspecto de vital importancia, la de la calidad crediticia relacionada con el riesgo bancario asumiendo una posición más rígida en cuanto a la vigilancia y la transparencia de los mercados del crédito.
Desde la perspectiva actual y desde mi particular punto de vista, Basilea II necesita una revisión y actualización, los bancos e intermediarios en general calientan el mercado con flujos de capital constante durante periodos cortos de tiempo, periodos durante los cuales el riesgo se incrementa día con día y para los bancos dejar transcurrir el tiempo sin un adecuado análisis de riesgos lleva a la Ley de Murphy que nos dice que si algo puede salir mal, saldrá mal. La Reserva Federal (FED) ha sido victimizada por esta ley, no bajó las tasas de interés a tiempo y no creyó que los créditos subprime influyeran de la manera que lo están haciendo en el consumo lo que ha sido un reflejo de la multicitada crisis global del crédito la cual parece no tener un cercano final.
Los líderes de los grandes bancos centrales no tienen la certeza de cómo recuperar la fe de los mercados internacionales. Proyectos han sido planteados a través de los últimos meses y ninguno ha presentado los resultados esperados por el público inversionista el cual, tal como mencioné en una publicación previa, entra en pánico ante la incertidumbre y no facilita la labor de los bancos centrales. Lo anterior presenta un problema de grandes dimensiones, los bancos, de acuerdo con cifras de Reuters, han pasado a pérdida activos por más de 125,000 millones de dólares sólo desde el mes de noviembre, lo cual se ve reflejado en el precio de las acciones. Esto último a largo plazo no me preocupa después de todo, la gente necesita de los bancos y éstos se recuperarán en cuanto la confianza de los inversionistas sea recuperada y los emprendedores retomen sus proyectos.
Ahora, para que esto último sea una realidad en la brevedad posible se deben renovar las políticas monetarias y redefinir el papel de los bancos centrales más allá de simples emisores de moneda y vigilantes de la inflación. De momento cada país ha tomado medidas a contener el problema a corto plazo, tenemos por ejemplo a Henry Paulson el actual secretario del Tesoro de los Estados Unidos quien durante la semana pasada planteó la opción y necesidad de darle más poderes a la FED; en nuestro país por su parte durante la Convención Bancaria, se expuso la problemática de diversificar los productos frente la competencia asumiendo riesgos innecesarios en este momento que podrían resultar perjudiciales a largo plazo; éstas soluciones y otras tantas que se han planteado deberían ser evaluadas con sumo cuidado en conjunto con toda la comunidad internacional, para evitar desatar crisis en el futuro para ello las políticas deben ser planteadas y asimiladas en un foro internacional con las grandes mentes financieras de nuestro tiempo llegando así, si no se dispone lo contrario, a convocar a un acuerdo similar a los de Basilea anteriormente citados.
domingo, 6 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
El actual sistema económico mundial vino impuesto por EEUU al sentirse ganador de la Segunda Guerra Mundial. El oro de Europa viajó a EEUU que llegó a acumular el 80% de las reservas mundiales de oro. La industria americana se recuperó de la debacle de los años 30 y se convirtió en la fábrica del mundo. En ese contexto EEUU impuso su orden económico mundial y las instituciones correspondientes para controlarlo-ver Acuercos de Bretto Woods de 1944-Todas las monedas de los países Occidentaales estarían referenciadas al dólar y este al oro.
Pero llegó la Guerra de Vietnam y les dieron para el pelo a los americanos, esto hizo que empezaran a tener déficit comerciales. Los países europeos preferían el marco alemán (Alemania Occidental). Europa pedía su oro pero Nixon se lo impidió...a cambio de permitir flutuar su moneda. El dólar fue devaluado para ganar artificalmente competitividad y poder incrementar las exportaciones para equilibrar su balanza comercial.
Y llegó la Guerra Irán por el petróleo y el sistema hizo aguas del todo...En ese momento se reunen en Basilea (g-10) e imponen un capital mínimo a los Bancos én función de los riesgos genéricos que asumían.
Y llegó la Guerra de Iraq-más petróleo- y el sistema aún tenía más agujeros-el defícit de EEUU por las guerras se desbordaba- y se volvieron a reunir en Basilea II, exigiendo aún más capital a los bancos.
Pero los mercados y la vida misma superan a los reguladores. Las multinacionales y los propietarios de enormes Fondos de Inversión superan a los Estados...y la crisis se acentúa y se hace mundial: EL dólar está sobrevalorado según su balanza comercial. El Yuan Chino excesivamene infravalorado para seguir con sus exportaciones. Las Multinacionales americanas invierten en China e inundan de productos más baratos a los paises llamados aún Occidentales y los hacen más pobres.
Y como esto sigue haciendo aguas, la crisis global se acentúa, los países más presumidos quieren imponer Basilea III para exigir aún más capital a los bancos...
Y todo a peor.
Se impone una Conferencia Mundial en la que participen todos los países que quieran...
Se necesita ya una moneda única mundial que impida hacer trampas a los países e impida a los especuladores que acaben con todo:
Moneda única Mundial...ya.
Chibus
Chibus:
Esto ya lo pedía Keynes en Bretton Woods pero se impusíerons los americanos...para controlar el llamado bloque capitalista.
Tienes razón, una moneda mundial única con instituciones independientes de los Estados y de las multinacionales...
Los primeros beneficiados serían los países pobres y con el avance de sus economías sacarían a los ricos del gran "socavón" económico que ha provocado el actual sistema.
Publicar un comentario